Evaluación inicial del paciente con hipertensión arterial
Qué investiga el médico y por qué es clave para tu salud
Recibir el diagnóstico de hipertensión arterial es solo el primer paso. Para poder
tratarla de forma eficaz, el médico necesita hacer una evaluación clínica completa.
Esta no se basa únicamente en medir la presión, sino en conocer tu historia, tus
hábitos, tus antecedentes y tus órganos más sensibles a la presión alta.
A continuación, te explicamos qué se evalúa en esta primera etapa y para qué sirve
cada parte del proceso.
Historia clínica: más que preguntas
Durante la consulta inicial, el médico recopila información detallada sobre tu salud,
estilo de vida y antecedentes. Esto permite:
- Confirmar el diagnóstico y su evolución.
- Identificar posibles causas secundarias de hipertensión.
- Evaluar el riesgo cardiovascular total.
¿Qué incluye esta historia?
- Cuándo y cómo se detectó la hipertensión. ¿Fue reciente? ¿Ya estabas en
tratamiento?
- Síntomas actuales o pasados. Dolores de cabeza, fatiga, visión borrosa,
palpitaciones.
- Antecedentes personales y familiares. Diabetes, enfermedades renales o
cardiovasculares.
- Estilo de vida. Alimentación, consumo de sal, alcohol, tabaco, actividad física,
estrés.
- Adherencia al tratamiento. Si tomás la medicación como fue indicada o no.
- Otros factores de riesgo. Colesterol, sobrepeso, sueño, calidad del descanso.
Examen físico: lo que el cuerpo puede mostrar
El médico realiza una exploración dirigida a detectar signos de daño por
hipertensión o causas secundarias. Incluye:
- Medición precisa de la presión arterial, en ambos brazos.
- Evaluación del peso, talla e IMC.
- Auscultación del corazón y pulmones: se buscan soplos, ruidos anormales, signos
de insuficiencia cardíaca.
- Revisión de arterias (cuello, abdomen, extremidades) para detectar obstrucciones
o soplos vasculares.
- Examen de fondo de ojo: permite ver si hay retinopatía hipertensiva (daño en los
vasos de la retina).
- Evaluación neurológica básica: para descartar signos de accidentes
cerebrovasculares previos.
Estudios complementarios: lo que no se ve a simple vista
El objetivo es confirmar el diagnóstico, evaluar si la presión ha causado daño a
órganos y descartar causas secundarias.
Exámenes de rutina:
- Análisis de sangre: glucosa, perfil lipídico, función renal, electrolitos, ácido úrico.
- Análisis de orina: para detectar proteína (albuminuria) o sangre.
- Electrocardiograma (ECG): puede mostrar crecimiento del corazón o arritmias.
Exámenes según indicación médica:
- Ecocardiograma: si hay sospecha de daño cardíaco.
- Ecografía renal o doppler vascular: ante sospecha de enfermedad renal o
hipertensión secundaria.
- Monitoreo ambulatorio de presión (MAPA): si hay dudas diagnósticas.
¿Por qué es tan importante esta evaluación inicial?
Porque permite:
- Confirmar que realmente tenés hipertensión.
- Identificar si la presión ya ha causado daño a órganos.
- Detectar posibles causas secundarias.
- Evaluar el riesgo cardiovascular total.
- Planificar un tratamiento personalizado.
Conclusión: un enfoque centrado en vos
El diagnóstico de hipertensión no se trata solo de un número. Es una oportunidad
para analizar tu salud de forma global y tomar decisiones que prevengan problemas
futuros. Una evaluación clínica completa, bien hecha, es la base para un tratamiento
eficaz y una mejor calidad de vida.