Gastroenteritis Vírica
Introducción
La gastroenteritis vírica es una inflamación del estómago y los intestinos causada por diferentes tipos de virus. Es una de las principales causas de diarrea aguda en todo el mundo, afectando especialmente a niños menores de cinco años. Se estima que estas infecciones causan millones de casos anuales y representan un riesgo significativo en países en vías de desarrollo debido a la deshidratación y complicaciones asociadas.
Causas y Tipos de Virus
Diversos virus pueden provocar gastroenteritis, siendo los más frecuentes:
Rotavirus: Principal causa de diarrea grave en niños menores de 5 años.
Norovirus: Responsable de brotes epidémicos en todas las edades.
Adenovirus entérico: Afecta principalmente a niños pequeños y puede asociarse con infecciones respiratorias.
Astrovirus: Produce cuadros más leves y afecta principalmente a niños y ancianos.
Coronavirus y Torovirus: En algunos casos esporádicos y brotes intrahospitalarios.
Picobirnavirus: Virus emergente con un papel aún no bien definido en la gastroenteritis.
Estos virus poseen alta variabilidad genética y se transmiten con facilidad, lo que explica su amplia difusión y frecuencia de brotes.
Síntomas Principales
Los síntomas pueden durar entre 1 y 8 días, dependiendo del virus causante:
Diarrea acuosa (sin sangre ni pus).
Náuseas y vómitos frecuentes.
Dolor abdominal leve a moderado.
Fiebre moderada (alrededor de 38 °C).
Deshidratación en casos graves (boca seca, ausencia de lágrimas, letargo).
La complicación más frecuente y peligrosa es la deshidratación, especialmente en niños pequeños, ancianos y personas con enfermedades crónicas.
Transmisión y Factores de Riesgo
La transmisión ocurre principalmente por la vía fecal-oral, a través del contacto con superficies contaminadas, alimentos o agua. Los factores de riesgo incluyen:
Consumo de agua o alimentos contaminados (moluscos, vegetales mal lavados).
Higiene deficiente, especialmente el lavado de manos insuficiente.
Ambientes cerrados y hacinados (guarderías, hospitales, cruceros).
Manipuladores de alimentos infectados.
Diagnóstico
El diagnóstico clínico se basa en los síntomas y en la ausencia de signos de infección bacteriana (como sangre en las heces). Para confirmar el agente causal, se pueden realizar pruebas como:
Detección de antígenos virales: pruebas rápidas de inmunocromatografía.
PCR: identificación del material genético del virus.
Microscopía electrónica: menos utilizada en la actualidad.
Tratamiento
No existe un tratamiento antiviral específico para la mayoría de los virus causantes de gastroenteritis. El manejo se centra en:
Rehidratación oral: fundamental para evitar la deshidratación. Se recomiendan soluciones de rehidratación oral (SRO).
Dieta adecuada: reintroducir alimentos progresivamente y evitar productos con lactosa si hay intolerancia transitoria.
Reposo y manejo sintomático: uso de antipiréticos si hay fiebre y evitar fármacos que disminuyan el peristaltismo intestinal (como la loperamida).
En casos graves de deshidratación, puede ser necesario el ingreso hospitalario para la administración de líquidos intravenosos.
Prevención y Vacunación
La prevención es clave para reducir la incidencia de gastroenteritis vírica. Entre las principales medidas destacan:
Higiene de manos: lavado frecuente con agua y jabón, especialmente después de ir al baño y antes de comer.
Vacunación: existen dos vacunas contra el rotavirus que han reducido significativamente la hospitalización por esta causa.
Higiene en la preparación de alimentos: lavar bien frutas y verduras, cocinar bien los alimentos y evitar el consumo de agua no potable.
Evitar contacto con personas infectadas: especialmente en guarderías, escuelas y hospitales.
Complicaciones y Grupos de Riesgo
Los casos graves pueden derivar en:
Deshidratación severa con riesgo de shock hipovolémico.
Diarrea crónica postinfecciosa, sobre todo en niños desnutridos.
Complicaciones neurológicas o intestinales en casos excepcionales (como invaginación intestinal asociada a rotavirus).
Los grupos de mayor riesgo incluyen niños menores de 2 años, ancianos, pacientes inmunodeprimidos y personas con enfermedades crónicas.
Conclusión
La gastroenteritis vírica es una enfermedad común y altamente contagiosa. Aunque en la mayoría de los casos es autolimitada, puede representar un riesgo grave en poblaciones vulnerables. La rehidratación, una correcta higiene y la vacunación contra rotavirus son las mejores estrategias para reducir su impacto en la salud pública.